El paradigma de la faunidad
Ercole Lissardi, nació en Montevideo en 1951, es narrador y ensayista. Escritor en acción ya después del café de la mañana, se caracteriza por sus novelas de contenido erótico, con una temática que se adentra irrefutablemente en torno al deseo humano.Foto: Ana Grynbaum |
Publicó el cuento Calientes en 1994, y las novelas Aurora lunar (1996), Últimas conversaciones con el fauno (1997), Interludio, interlunio (1998), Evangelio para el fin de los tiempos (1999), El amante espléndido (2002), Primer amor, último amor (2004), Acerca de la naturaleza de los faunos (2006), Los secretos de Romina Lucas (2007), Horas puente (2007) , Ulisa (2008), Una como ninguna (2008), La vida en el espejo (2009), No (2010), y La bestia (2010).
En 2009 publica el ensayo Porno y postporno, por el cual recibe el Premio Nacional de Ensayo, que otorga el Ministerio de Educación y Cultura.
La figura mitológica del Fauno es clave en toda la obra de Lissardi, y es por ello que en la siguiente entrevista, Andrea Estevan no duda en poner el acento en indagar lo que significa para el autor, consultando además sobre otros tópicos presentes en su obra, como los son el amor, la mujer y lo erótico.
“Quiero regodearme describiendo, narrando, mostrando esa maravilla sutil y profunda que es el deseo”
-La escritura de Lissardi, si bien puede enmarcarse dentro del género de la literatura erótica, no deja de formar parte del universo fantástico con singulares características. Si bien el erotismo y hasta la pornografía, para algunos, son pilares de su escritura, lo fantástico constituye las vigas sobre las que se asienta. Olvidar lo fantástico como componente esencial de su escritura, es no reconocer al autor en su vasta obra literaria.
-Tu apreciación es correcta: lo fantástico es una de las claves de mi literatura. En este sentido: tiendo a inscribir el nudo o el clímax de mis historias en un nivel que está más allá del naturalismo. Y creo que lo hago porque entiendo que es propio de la condición humana sentir que le es insuficiente una visión meramente racionalista de la peripecia humana. Nuestra mente se da marcos mucho más complejos y fantasiosos que los que admite la narrativa naturalista, y en esos marcos ampliados tiende a inscribir sus problemas y sus soluciones.
-En Grecia y Roma, sátiros y faunos. En la Modernidad el mito de Don Juan y Casanova. ¿Considera usted que en su literatura subyace el paradigma fáunico- amor puro? ¿El deseo como medio y fin?
-Lo que subyace a mi literatura es la visión del deseo como una fuerza misteriosa que teje la trama de nuestras relaciones con los demás. Lo que caracteriza a las figuras fáunicas no es su sumisión a la primacía del deseo. Lo que las caracteriza es encarnar a la potencia sexual como fuerza irresistible e irreprimible. Deseo y faunidad son esferas diferentes, aunque tangentes.
-Los faunos y las faunesas en la Sociedad que usted vive. ¿Se reconocen a simple vista?
-No lo sé. No soy un fauno.
-Dificultades y riesgos que encuentra usted al escribir en el género erótico. Reacciones de la sociedad. Necesidad de un seudónimo.
-Aunque vivimos en la Era de la Permisividad -en la que la pornografía es el negocio más grande del planeta- en los arrabales más remotos de la civilización capitalista- es decir, por ejemplo, entre nosotros- todavía hay quienes arremeten contra los que toman al tigre erótico directamente por el rabo. No se dan cuenta de que en realidad actúan como publicitarios gratuitos de aquellos a quienes atacan. En cuanto al seudónimo: yo no adopté un seudónimo, cambié de nombre, que es otra cosa.
-Metodología al momento de escribir. ¿Tiene usted horarios durante el día?, ¿prefiere la escritura a mano alzada que escribir en la computadora? Ventajas de una y otra clase de escritura.
-Cuando escribo es lo primero que hago en el día, inmediatamente después del café. Nunca escribo más de dos o tres horas. La primera redacción la hago a mano alzada. Al terminar la primera redacción la paso a la computadora, y al hacerlo, corrijo. A mano alzada puedo escribir acostado, que es la mejor posición del cuerpo cuando lo que se quiere es imaginar. La rigidez postural que exige la computadora no es buena para imaginar.
-En su novela: “No” usted aborda el tema del amor y la exclusividad, la amistad y la infidelidad. Podría hablarnos de esos tópicos.
-“No” es una comedieta absurda y ambigua. Una mezcla de Gombrowicz y Mozart, si se me permite la referencia. El protagonista y narrador no es capaz de decirle que no a la fulana que lo ordeña despiadadamente, pero se planta en sus trece, indignado, cuando su compañero de tenis le propone tener algo con él. Lo que más me gusta de “No” es el personaje de la fulana, que permanece inasible. Un amigo gay me preguntó si la fulana no era en realidad un travesti. Quizá sí…
-En todos los personajes de sus novelas se ve un patrón común. La superación de los obstáculos, la realización del deseo. Sus personajes se salen con la suya y conviven con los deseos de los otros personajes logrando una perfecta conciliación de intereses. ¿Cuál es el mensaje que usted quiere transmitir?
-No quiero transmitir ningún mensaje. No soy un predicador ni un ideólogo. Simplemente quiero mostrar el deseo en obra. La banalización de la sexualidad en nuestras sociedades pornografizadas me parece una verdadera peste. Quiero regodearme describiendo, narrando, mostrando esa maravilla sutil y profunda que es el deseo. Ese designar a alguien como único en el universo, como poseedor de aquello sin lo cual nada tiene sentido, y ese lanzarse a conseguir, como sea, devorarle su secreto. Si mis libros sirven para recordarle al lector esa peripecia fantástica que compromete las capas más profundas del ser, me doy por satisfecho.
-Sus personajes parecen tener vida propia. Se describen de tal manera que uno los puede, si quiere, tocar. ¿Cómo es convivir con ellos mientras se escribe la novela? ¿Cómo maneja esa especie de esquizofrenia?
-Es fácil: mientras convivo con ellos corto toda otra relación con el mundo. No es grave, porque nunca tardo más de un mes en escribir una novela.
-Para Lacan, “La Mujer” no existe, la mujer es un sueño de mujer. ¿Usted qué piensa al respecto? ¿Qué es la Mujer?
-La Mujer, como dice Lacan analizando el mito de Don Juan, es un sueño de mujer. De manera que la pregunta más bien sería ¿Qué son las mujeres –para mí en este caso? Respuesta: como hombre, para mí las mujeres son aquello que es idéntico a mí y a la vez insondablemente misterioso.
-¿Quién es Ercole Lissardi?
-Un escritor cuyo tema es el deseo.
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8/5/2012