lunes, 3 de octubre de 2016

Fernando Barrios Boibo sobre "El hombre que pudo haber sido" de Ana Grynbaum para Relaciones


Novela  dedicada  al padre de  la autora,  lo  que constituye  un  paratexto del que solo  podremos  hacer  conjeturas  a posteriori,  con  la  duda  de  si  ese camino nos conduce  hacia  algo  de  interés.  Sobre  todo  porque  a medida  que la  narración avanza,  "El  hombre  que pudo haber  sido"  puede  ser  cualquiera de  nosotros  y todos  seguramente.


Leit  motiv existencial  y  narrativo que  atraviesa la  lectura  de  esta  novela que tiene  de  iniciación  tardía  para  más de un  personaje;  claramente  para  laír, antropólogo  que hace  el viaje de  retorno de  Israel  a Uruguay,  reverso  vicario de  Ia  ida  de sus padres,  y para Miriam que tendrá  un  nuevo  comienzo  erótico. Pero  también  en cierto  sentido  para Bernardo, judío  puesto  a testimoniar de  su vida  vivida  y no-vivida  a la  vez.

Porque parece  claro  que también somos lo  que  no fuimos pero  soñamos ser,  lo  que deseamos  y aquellos  objetos causa  de  nuestro  deseo. Y es  ahí  que Ia frustración y  el sentido  maniqueo  de una  evaluación  cualquiera  se  problematizan, se enriquecen,  pueden  hacernos justicia.

Clara,  mujer  de  Bernardo,  antianfitriona, "experimento fallido, una criatura  que  a la  ciencia le  había  salido mal",  perpetuamente  "incapaz  de  satisfacer  su deseo  de  crueldad"  hará  un contrapunto  necesario  a toda  ilusión de comodidad.

"Me  los  imaginé  como  un aparato formado por dos  tubos  comunicados entre sí mediante  un canal  en  la  base, que  cuenta  con  el líquido  exacto  para llenar  uno solo  de los  tubos.  Por  lo tanto  a través  de  un  movimiento  de báscula  se  puede  llenar  uno de  ellos a condición  de  vaciar  el otro"-,  así ve  el narrador  protagonista a esta  pareja  que lo  recibe,  aunque  decirlo  así  constituye un eufemismo.

Con  momentos  de  Pesadilla y Ia sensación  de  que  el proyecto  de  Bernardo  se torna  una  misión imposible, el  lector  avanza,  no  obstante,  intuyendo que  se  trata  de eso, de atravesar  una experiencia  de  cruce  de  vidas  de  seres que  podrían no  haberse  cruzado  nunca pero  que una  vez  que eso  ha  sucedido  ya  nada  será lo  mismo,  al menos subjetivamente,  que es eI  terreno  donde  mayoritariamente nos  ubica Grynbaum;  a  pesar  del trasfondo  histórico  y político y lingüístico.

De  hecho  será necesario  incluir  un glosario,  al final, de  términos  en  hebreo. La  inclusión  de  términos  hebreos no obedece,  al menos  eso  me parece, únicamente  a  situar  la  trama  en el diálogo  entre  judíos  o a dar  cuenta  de una cultura sino  que aporta una  musicalidad particular  al habitar  de  una lengua en  otra.  Unos otros sonidos  nos sustraen  momentáneamente  del ronroneo domesticado  de  la  lengua  materna.

Es también una visión  mordaz  y crítica  de una  supuesta  idiosincrasia nacional  que condena  a elegir "entre el fracaso y el sacrificio".

Del final, esperado  e  inesperado  a Ia  vez,  solo  diré  que opera  como  acto  o corte,  que  nos  obliga  a hacer  nuevamente  provisorias  las  certezas  de  comprensión y verdad  en  lo  que  a la  realización  de  deseos  se refiere:  casi como decir  en lo  que a la  vida de cada  quien se  refiere.


"El hombre que pudo haber sido", Ed. Santiago Arcos; Bs. As. 2016. pp. 201

(8/2016)

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