La extensión de la práctica de mapear hacia una infinidad de tópicos puede considerarse un rasgo de nuestro tiempo, aunque desde antiguo existan los fanáticos de los mapas y el arte de la cartografía sea una especialidad de muy larga data. También la colocación de datos en un espacio que los ordene –y acaso promueva el surgimiento de algún sentido nuevo- es una mnemotecnia largamente conocida. El mapa semántico constituye una especie de teatro de la memoria.
Además, va con el gusto de nuestros tiempos el hacer hablar a los artistas acerca de sus obras, y la lectura de textos en la voz de sus autores se está convirtiendo en un verdadero género audiovisual. Las facilidades actuales para registrar la voz y la imagen, y para ponerlas en circulación, favorecen la realización de todo tipo de filmaciones.
Por otra parte, escuchar el texto con el ritmo de la respiración de su autor cobra para nuestros oídos un tono especial. Tal vez nos brinde la ilusión de estar captando la cosa en su locus nascendi. Por supuesto que se trata de una ilusión, pero con ilusiones funciona el universo de lo literario.
El mapa literario de una ciudad
Las descripciones literarias de las ciudades se infiltran en la imagen que nos formamos de las ciudades mismas. Buenos Aires no sería la que es sin la impronta de las muchas letras de tango que pintan el “farolito de la calle en que nací”, el cafetín de Buenos Aires como “una escuela de todas las cosas” o si la Balada para un loco no nos dijera que “las tardecitas de Buenos Aires tienen ese que se yo, ¿viste?”. París no era la misma antes de que la atravesara el vagabundear desprolijo de Henry Miller y el andar pesado del inspector Maigret de la Policía Judicial, situada en el número 36 del Quai des Orfèvres, sobre L’ile de la Cité, Rive Gauche del Sena. Los Ángeles es la ciudad del crimen tanto por la criminalidad que la diezma como por todos los escritores de hard boiled que han situado en ella sus truculentas historias. Muy especialmente, para mi gusto, Dashiell Hamett, Chandler y Hadley Chase –aunque este último, inglés él, nunca estuvo en Los Ángeles-. Es posible que buena parte de la famosa neblina londinense la haya aportado Conan Doyle para permitirle a Sherlock cambiar de disfraz sin levantar sospechas. No podemos imaginar Dublin sin Joyce. Basta leer Crimen y castigo y la novela Petersburgo, de Andréi Biely, para que San Petersburgo nos llame a recorrer sus “perspectivas”. No sigo con la lista porque es inmensa y, puesto que la producción textual no se detiene, virtualmente infinita.
Claro que las ciudades nunca son exactamente lo que se cuenta de ellas, aunque tampoco dejan de serlo. Por ejemplo, cada montevideano tiene su Montevideo mítica particular y privada, acaso inconfesable. Cada cual tiene su propia rambla, su propia feria de Tristán Narvaja, su propia Avenida 18 de julio, su propio Estadio Centenario, personal y diferente del de los otros, según la sensibilidad particular y las experiencias que han modelado la relación de cada cual con la urbe. Nuestros recuerdos se sitúan en el espacio, se asocian con lugares. La Montevideo de cada uno está construida tanto a partir de lo que conocemos como de lo que fantaseamos respecto de ella, muy especialmente en el caso de los literatos.
MVD TXT
La zanja producciones, de izquierda a derecha: Agustín Baratelli, Leonardo Badell, Mathías Acosta y Ramiro Cabrera. Sobre la sillita azul: Rafael Juárez. |
El proyecto de mapeo literario de Montevideo, MVD TXT, realizado por Rafael Juárez y el equipo de La zanja, en el que he tenido el honor y el placer de participar, ya se encuentra al alcance de los dedos de cualquier internauta. En las veinte filmaciones que lo componen veinte escritores leen fragmentos de sus obras, cada uno acerca de un lugar diferente de Montevideo, y la filmación usa como locaciones esos mismos sitios sobre los que los textos tratan.
A primera vista salta que la actual realización constituye un primer esbozo de mapa literario de Montevideo, en el que faltan lugares y faltan voces, pero la idea es que el proyecto siga creciendo y la textura del mapa de la ciudad se densifique y enriquezca. Más allá de los contenidos que presenta por el momento, el mapa literario de Montevideo ya tiene cuerpo.
Montevideo vista desde la espalda
La mayoría, si no todos, los escritores que han participado de MVD TXT eligieron lugares que les son personalmente significativos. En mi caso no fue así. Elegí un punto de la rambla entre el puerto y los accesos, cercano al Parque Capurro, porque es uno de los sitios de Montevideo cuya descripción aparece más detallada en uno de mis libros, Calidad bajo sospecha. También porque pensé que nadie más lo elegiría, ya que esa zona se ha convertido en una mera ruta de pasaje por la cual los montevideanos transitan en vehículo y a toda velocidad. Sin embargo, hasta las primeras décadas del siglo XX, el parque y la playa de Capurro eran lugares privilegiados para la recreación de los montevideanos. Se realizaban allí importantes eventos y tenían lugar diferentes actividades deportivas. Y ha quedado en la memoria de la ciudad como un sitio emblemático.
Postal circulada en 1914, impresa por A. Carluccio |
Pero además de las razones expuestas, elegí ese lugar de la rambla especialmente porque ofrece una de las vistas más interesantes de la ciudad. Desde ese lado despoblado de la bahía Montevideo luce de espaldas.
Foto tomada de www.espectador.com del 19 de abril de 2016 |
Mirando a Montevideo desde sus espaldas fue que leí el pasaje de Calidad bajo sospecha en el cual Yenny acompaña a Max a espiar la actividad del puerto de Montevideo, pues éste busca detectar alguna acción ilícita que aclare el enigma que está investigando. Mientras Max observa larga y detenidamente el acontecer portuario Yenny se aburre muchísimo: no hay nada ni nadie en esa zona de la ciudad que ofrezca algún objeto a las exacerbadas ansias de consumo que la dominan.
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El proyecto MVD TXT está disponible en: http://www.mvdtxt.uy/
Mi lectura de Calidad bajo sospecha: https://www.youtube.com/watch?v=srfk65kWzcc