Que una pareja en la vida real, constituya pareja de escritura sobre la erótica no es algo demasiado habitual. Eso de por sí despierta mi simpatía de lector.
Se nos dice además que se trata de un work in progress de investigación que incluye: La pasión erótica, Del sátiro griego a la pornografía en Internet de Lissardi y La cultura masoquista de Grynbaum, y que seguramente nos aportará otros volúmenes.
Y se nos recuerda que el término erotopía, es acuñado por Grynbaum en el análisis de la novela Interludio, interlunio de Lissardi.
Erotopía alude al lugar donde el deseo (que lxs autores escriben con mayúscula), se realiza. Y aunque, al menos si asentimos a la máxima lacaniana, el deseo nunca se satisface, al menos es posible pensar que encuentra su realización, lo que no obstante relanza a lxs sujetxs a nuevas búsquedas.
Lissardi y Grynbaum, sin pretensión genealógica, hacen no obstante un recorrido interesante y bastante abarcativo de los diferentes modos o modalidades en que cada época ha puesto en escena sus erotopías, desde diferentes eróticas y dispositivos.
Un punto que parece necesario señalar es que se menciona “al erotopista”- quien construye y habita la erotopía-, es decir que más allá de su práctica erótica parecería tratarse siempre de un hombre; lo que, por otra parte, ¿cómo podría sorprendernos en el régimen político del patriarcado?
Resulta interesante que, contrariamente a lo que intuitivamente podría creerse, la erotopía es una construcción colectiva, “de la cual cada sujeto elabora una versión personal”. Algo de un agenciamiento colectivo de lo erótico se juega en cada época desde lugares y tópicos que ofrecen o brindan las condiciones de posibilidad del montaje erotópico.
Así diferentes figuras erotópicas- pido licencia para hacer un uso gramatical idiosincrático de este término que se nos ofrece- aparecen en escena: Erotopía de las Fiestas Galantes, Erotopías de los Efebos y de las Nínfulas, Erotopía sadomasoquista etc., “espacios transaccionales” entre el deseo y la prohibición social.
Irónicamente Lissardi y Grynbaum nominan la época que vivimos como Era de la Permisividad, aunque advierten acerca de la coexistencia de “permisos” y esquemas sexuales caducos.
El análisis de escritores como Lewis Carrol o Nabokov, no se ahorra la puesta en discusión respecto de aspectos muy polémicos como la pedofilia y la pederastia, que por otra parte distinguen bastante claramente: pedofilia refiere a una erótica que no necesariamente se resuelve en una práctica de abuso y pederastia a una práctica que si lo implica.
La tensión público-privado, íntimo-social atraviesa fiestas y bailes, pintura y escritura, películas, mercado y alcoba.
Hay una verdad subjetiva que se busca infructuosamente en el campo erótico y que no obstante da lugar a invenciones del deseo y la fantasía que se incluyen de modo marginal, aunque no menos efectivamente, en la vida social de las ciudades y hacen más vivible la vida, aún en tiempos difíciles.
EROTOPÍAS. LAS ESTRATEGIAS DEL DESEO. Ercole Lissardi y Ana Grynbaum. Ed. Los libros del inquisidor, 2021, 131 pp.
Revista Relaciones, Montevideo, junio de 2021.